Tras pasar una noche en San Borja (sin atractivos aparentes) estamos en San Ignacio.
Hoy domingo todo está tranquilo y aprovechamos para lavar una montaña de ropa, organizar la mochila y dormir la obligada siesta.
Cuando el calor nos da un respiro salimos a cenar unas ricas empanadas de queso y carne en la plaza principal. Hay que reponer fuerzas, mañana nos espera un largo trayecto hasta Trinidad.
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